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Por Ricardo Dávila Ladrón de Guevara[1]

Sin lugar a dudas el momento actual es un momento de particular significancia, no solo para el sistema de economía solidaria, sino para toda la sociedad colombiana y planetaria. Por esta razón la respuesta a la pregunta planteada no es sencilla ya que exige tener en cuenta varios aspectos significantes. En el número 85 de Gestión Solidaria, un destacado articulista planteaba una serie de críticas sobre el tema  en cuestión, con las cuales se puede o no estar de acuerdo, pero lo importante de esta crítica eran los temas sensibles que tocó y que acostumbramos a dejar pasar y no prestarles la debida atención.

Dada la importancia del tema, creo que es necesario contextualizar adecuadamente el debate para que surta efecto proactivo y para ello creo que una pregunta inicial para hacerlo es la siguiente; ¿qué tipo de conocimiento se debe producir para alimentar los contenidos de los procesos de educación, formación y capacitación a desarrollar en el sector solidario?, porque de la respuesta que demos se derivará sin lugar a dudas, las posibilidades reales de que estos procesos generen  conciencia solidaria.

¿Se puede esperar que una metodología y una pedagogía genere  conciencia de autonomía si se aplica orientada por propuestas sobre temas de moda que no reflejan la realidad que están viviendo las personas que participan en el proceso capacitador? O ¿puede generar conciencia solidaria un evento elaborado bajo la égida de una propuesta de acción económica basada en las “teorías de la racionalidad perfecta que no son muy diferentes de una ideología totalitaria (Soros)”[2], como puede suceder con las propuestas que se relacionan con las cadenas productivas orientadas a la gran explotación?

Considero que una respuesta adecuada a la pregunta nos permitirá reorientar la educación cooperativa para que “no sea más de lo mismo” y para ello tiene que responder a tres principios básicos, que son:

  1. El principio de realidad; referido a “…la relación entre ciencia y las condiciones de producción en las cuales se debe generar este conocimiento. El científico debe tener claras las coordenadas de su ubicación histórica ya que la ciencia es un producto humano que se encuentra condicionada a su situación histórica y a un tipo determinado de sociedad. El investigador debe comprender que cada tipo de sociedad requiere de su propio estilo de vida, el cual difiere al de otros países y regiones por su contenido y sus problemas prioritarios…” (Varvsasky, 1972; 9-10)

 

  1. El principio de la autonomía; “…según este principio el científico social debe crear un estilo de ciencia propio que, nutriéndose en las leyes generales, encuentre en lo particular el sentido de su propia existencia. Este principio le reconoce al científico, el derecho a la autorregulación de sus prácticas por medio de otros criterios y otras normas que legitimen la validez de su producción científica. Este principio queda reflejado en la idea de comprender el conocimiento como una interpretación creativa del mundo humano…” (Dávila s/f, 3 y 4).

 

  1. El principio de la pertinencia; “…que está relacionado con la idea de lograr la correspondencia deseable entre el conocimiento producido y las necesidades surgidas de nuestra propia forma de vida. Lo que se investiga debe tener sentido para que produzca resultados positivos. No es el conocimiento por el conocimiento, sino el conocimiento como un medio para mejorar las condiciones de vida de la sociedad. Este principio tenía que ver con la necesidad de lograr la verificabilidad social del conocimiento que se produce…” (Dávila s/f, 3 y 4)

Por lo tanto, para impulsar un proceso educador, capacitador y formador, en el marco de la economía solidaria que incluya los  tres principios planteados, conlleva la necesaria  utilización de una pedagogía y una didáctica que tenga la capacidad de recoger, ordenar  y analizar las prácticas, costumbre y usos  con base en los cuales se llevan a cabo los procesos de dirección, control y toma de decisiones de las organizaciones solidarias  en la realidad concreta donde ocurren.

Bibliografía citada

Dávila Ladrón de Guevara, Ricardo. S/f. Los Programas de Apoyo, una propuesta de Investigación, Docencia y Extensión (IDE) para ofrecer soluciones a problemas presentes en una realidad compleja. Oibescoop. España. http://www.uv.es/cidec/Oibescoop/Inst_Estudios_Rurales.pdf

Varvsaski, Oscar. 1972. Hacia una Política Científica Nacional. Ediciones Periferia, Colección Ciencia, Desarrollo y Tecnología. Buenos Aires.

[1] Profesor emérito Pontificia Universidad Javeriana, consultor y asesor en organización y gestión solidaria rdldg23@gmail.com

 

[2] Cita tomada de la ponencia de Gian Luca Salvatori presentada en el Encuentro Internacional “Políticas  públicas, desarrollo local y cooperativismo” realizado en Cartagena, Colombia, los días 24 y25 de julio de 2012