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Se está volviendo lugar común escuchar en diferentes  espacios  de la capacidad y de las posibilidades que tienen las organizaciones solidarias (cooperativas, fondos de empleados, asociaciones mutuales y otras formas de organización)  para ofrecer respuestas  acertadas y oportunas  a las demandas que plantean  sus asociados para mejorar sus condiciones de vida o para dar respuesta positiva a los retos que  fenómenos como la crisis financiera global, el cambio climático, los tratados de libre comercio firmados y los diálogos de paz, que plantean a la población colombiana una serie de en amenazas  a superar o de oportunidades a aprovechar.

Por esta razón es conveniente que se revise si estas consideraciones tienen asidero en argumentos  que vayan más allá del deseo o de la ilusión de quiénes impulsan estas ideas. En este aspecto, la revisión de estudios realizados en diferentes momentos,  permiten dar respuestas suficientemente soportadas o robustas. Existen las evidencias teóricas y las evidencias empíricas que explican el porqué de esta situación[1] .

Las evidencias teóricas hablan de la ventaja cooperativa, que permite a las organizaciones solidarias, ofrecer salidas a las fallas del mercado y a la crisis del estado. Así, cuando ciertos sectores sociales no pueden acceder a servicios financieros básicos como el ahorro y el crédito porque no son interesantes para la generación de utilidad o porque no cumplen con requisitos exigidos para utilizarlos, son las organizaciones solidarias las que permiten acceder a este tipo de servicios organizando a la sociedad y con base en la solidaridad y la cooperación logran aprovechar la capacidad de la acción colectiva para disponer de los recursos monetarios y del talento humano necesarios para ofrecer estos servicios.

La ventaja cooperativa se expresa así en el aprovechamiento de las economías de escala que genera la sinergia de la acción colectiva organizada y que se traduce en la reducción de los costos de transacción, así como en el empoderamiento de los sujetos sociales asociados para desarrollar sus capacidades de dirección  y control que reducen los costos de agencia y de administración, aspectos estos, que permiten el ofrecimiento de servicios para mejorar las condiciones de vida de los asociados. Y cuando se trata de crisis del estado, son las organizaciones solidarias las que suplen su ausencia, para ofrecer seguridad, confianza, atención a la comunidad y las evidencias teóricas se encuentran en la creación de capital social cognitivo.

Otra evidencia  importante es la que surge desde la teoría de las organizaciones y que plantea el paradigma de la ventaja cooperativa basada en tres fundamentos principales; el propósito (el servicio con calidad), la filosofía de gestión (ayuda mutua, autonomía, confianza basada en la lealtad y asociación de personas) y el modo de gestión (gestión del servicio)[2]. Con base en este paradigma se habla de una eficiencia cooperativa que permite sobrevivir y salir avante en un mercado competitivo

Estas evidencias teóricas se sustentan en evidencias empíricas que se refieren a la existencia de casi dos centenares de cooperativas de ahorro y crédito, más de mil fondos de empleados, decenas de asociaciones mutuales y un número importante de formas solidarias formales e informales que, con sus aciertos y fracasos, ofrecen servicios de ahorro y crédito. Y un buen número de estas organizaciones tienen muchos años de haber sido creadas.

Sin lugar a dudas que existen falsas organizaciones solidarias, malas decisiones, organizaciones con poca capacidad de gestión y otras situaciones propias de un mundo real, pero su existencia no puede negar que conviene hablar de la ventaja cooperativa.

 

[1] Dávila, Ricardo. 2013. La ventaja cooperativa; la empresa de capital versus la organización solidaria. Policopiado. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá.

[2] Ramírez, Luis. 2002. Fundamentos de gestión cooperativa en procesos de formulación  estratégica; la ventaja cooperativa. Collection Cahiers de Recherche Irec 02-11e. Université de Sherbrooke. Canadá